El GRR de Jorge Eduardo Rulli acaba de lanzar un documento llamado "Volver a la tierra que nos alimenta", producido en el mismo momento en que una ola de toma de tierras recorre la provincia de Jujuy. En este documento, se afirma que "la destrucción de la cultura agraria y campesina es la causa principal de los actuales desastres y colapsos sociales que arrojan a los pobres a los márgenes urbanos sin otro destino que depender de los planes asistenciales y de la voluntad de los gobiernos de turno". Desde esta caracterización, llama a los ocupantes de tierras a luchar no sólo por un lote de "10 x 30", sino por "un pedazo de tierra para poder sembrar y cultivar, para poder tener unos animales y un horno de barro. A partir de estas pequeñas cosas se puede acceder a una vida digna sin tener que depender de las ayudas y los bolsones, ni caer en el supermercado para las necesidades alimentarias básicas".


El GRR deja sin explicar por qué se destruye la "cultura agraria y campesina" y, de esta manera, induce la confusión entre causas y consecuencias, promoviendo una táctica que, lejos de superar la realidad actual del capitalismo en crisis, la conserva. La "cultura agraria y campesina" está desapareciendo porque las condiciones materiales que daban sustento a esa forma de vida han sido revolucionadas por el avance capitalista. La expropiación del trabajador directo y su sustitución por el obrero colectivo moderno al mando del capital es una ley inexorable del desarrollo capitalista. Hay que reconocer -como señalara Trotsky- que el proceso de proletarización en el capitalismo tardío adquiere más formas a las pensadas por los autores del manifiesto. El desarrollo de la industria y la desocupación crónica provocan el paso de la pequeñoburguesía agraria y rural no ya sólo a la condición de proletarios inmediatamente explotados por el capital, sino a la de población obrera aparentemente sobrante, fenómeno que se expande conforme la crisis mundial progresa, lo que es ocultado por la estadística burguesa.


Decimos aparentemente porque, en realidad, las grandes masas obreras que hoy sobran no lo hacen en "abstracto", sino que sobran para el régimen organizado por el capital y son una expresión del desarrollo de la crisis en nuestras filas. Estas no sobrarían al interior de un régimen comandado por los trabajadores, en donde el pleno empleo de la capacidad humana de trabajo sea aplicado para el progreso de la colectividad y no para la acumulación de ganancias privadas, cada vez más difíciles de obtener. Visto desde nuestros intereses históricos, lo único que sobra es el capital.


Las luchas recientes del movimiento de desocupados le han arrancado a la burguesía numerosos planes sociales que actúan paliando la necesidad más vital: comida, vestimenta, techo. En vez de promover la lucha por la transformación de estos planes en seguros de desempleo equivalentes a la canasta familiar, en vez de apuntalar la lucha de los sin techos por la vivienda obrera digna, en vez de señalar decididamente al régimen responsable de la barbarie que vemos a diario, el GRR propone que las masas expropiadas vuelvan al campo para que vivan en "quizás ¼ de hectárea o acaso más" en donde tener unos animales, un horno de barro "y ser libres en nuestras decisiones"; pero, por sobre todo, que ¡no necesiten planes sociales! En fin, el GRR propone que las masas se autoexploten en una diminuta parcela de tierra como forma de enfrentar la crisis del capital. Extraña forma de buscar la libertad... Para los revolucionarios, la libertad sólo existe en la acción política guiada por la necesidad histórica. En nuestro caso, la necesidad de superar el régimen caduco del capital, transformando la crisis histórica que sacude hoy el mundo en una crisis revolucionaria que lleve al poder a la única clase capaz de acabar con la barbarie: el proletariado.



Miguel Ramírez


Los jóvenes cosecheros salen a la lucha




Los jóvenes trabajadores del Ingenio La Esperanza se han puesto en pie de lucha después de tantos tire y afloje con la patronal y el gobierno. Su condición en la producción azucarera es precaria, ya que los métodos de trabajo son de antaño y con total desprotección de los trabajadores. Bajo el engaño de la mano de obra contratada año a año en tiempos de zafra, el Ingenio La Esperanza, arrendado por Roggio, explota a cientos de jóvenes tercerizados, en la mayoría de los casos por un contratista. El acuerdo se da a través del surco patrón y una determinada cantidad de toneladas de caña cortadas, de la cual a los cosecheros se le pagaun porcentaje; en este caso, a los jóvenes se les está paga cinco días de los 30, por un monto de 800 pesos, a sabiendas de las ganancias que da el azúcar en este período, sumado a la producción de alcohol de caña en cantidad. Los jóvenes cosecheros decidieron poner fin a esta situación, y en los primeros días del inicio de zafra solicitaron al sindicato soluciones concretas.


El sindicato, lejos de protegerlos, sostiene el lucro de Roggio y la ventaja de los capataces a cargo de los obreros cuarta. Cuando se trata de resolver los conflictos, el gobierno suele mandar al diputado Rivarola, audaz y maniobrero, que busca junto a la burocracia sindical ahogar las luchas, lo que no ha funcionado en esta ocasión. La joven camada de cosecheros. El pasado jueves cortaron la ruta 34, a siete días de los violentos desalojos en Libertador. Su lucha no fue cubierta por los medios locales, que estaban ocupados graficando las tomas de casas y tierras de los punteros de la red de organizaciones nucleadas en la Tupac; la única cobertura la posibilitó una delegación del PO pasado el mediodía.


El modelo productivo K se manifiesta en la Jujuy de la agroindustria negrera y el acaparamiento latifundista.


Si Roggio dice que no tiene puestos de trabajo para los trabajadores, entonces que reduzca la jornada laboral a 6 horas, para ingresar a planta a todos los cuartas. Roggio debe presentar un plan de industrialización que integre toda la mano de obra, ya que la tecnificación (para mayor rentabilidad) que desplaza a los trabajadores violenta el acuerdo comprometido por la empresa, "de mantener la planta de personal y mejorar su condición laboral, con la extensión de cultivo y reindustrialización". Son momentos de fuertes ganancias y desarrollo productivo, subsidiado por el Estado, del negocio millonario del alcohol de caña para biodiesel, por este motivo, la patronal refuerza la participación de los trabajadores en su producción.


Por lo tanto, la exigencia de los jóvenes cuarta es más que genuina: pase a planta permanente, aumento de salario igual al costo de la canasta familiar, fin del régimen de trabajo tercerizado y en negro.



Mario Leguiza

MARCHA DEL 12 A LAS 12: JORNADA NACIONAL DE LUCHA AMBIENTAL CONTRA EL SAQUEO Y LA DEPREDACIÓN CAPITALISTA

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