Villa 31: Un compromiso precario
A raíz del corte protagonizado por los vecinos de la Villa 31, estalló una particular pelea entre los gobiernos de Macri y de Kirchner. Polemizan sobre la propiedad de los terrenos donde está asentada la villa, que pertenecen al Estado nacional y que el gobierno macrista reclama para sí. Pero ninguno de los dos gobiernos quiere la urbanización integral de la villa.
Disputan la "jurisdicción" para llevar adelante una misma política: la erradicación y la entrega de sus tierras al capital financiero.
Un fallo judicial determinó que las construcciones en altura de la villa "no cumplen con el Código de Edificación", algo que, de hecho, no ocurre con ninguna de las construcciones villeras. El gobierno de Macri usa el fallo para iniciar demoliciones. Por lo pronto, implantó un verdadero ghetto en la villa, prohibiendo el ingreso y la circulación de materiales para construcción.
El gobierno nacional dice no tener responsabilidad sobre la 31, puesto que "sólo" es propietario de sus tierras. Pero se trata de una atribución suficiente para llevar adelante la transformación de la villa en un barrio. En cambio, una legisladora kirchnerista acaba de pronunciarse por "una urbanización para la villa que, por supuesto, no será para todos". Se trata del viejo proyecto de Ibarra, que contendrá, a lo sumo, al 10% de las familias actuales. No es una urbanización, sino una maniobra para dividir a la villa y transformar a una parte de los vecinos en arietes de un desalojo masivo. Pero profesionales y técnicos de la Facultad de Arquitectura han elaborado un proyecto que alberga, con espacios públicos y servicios, a todos los habitantes actuales de la 31 y de la 31 bis. No hay ninguna "inviabilidad" para la transformación de la villa en un barrio; sólo se trata de quebrar a los intereses del capital financiero.
Tres días después de los cortes en la autopista, el gobierno recibió a algunas organizaciones de la villa. El compromiso al que arribó con ellas es precario: pretende que los movimientos villeros colaboren en frenar nuevas radicaciones de vecinos. Es decir que los derechistas reiteran una política de división y cooptación. Pero no han ofrecido nada en materia de urbanización: sólo promesas difusas en materia de la provisión de algunos servicios.
Apoyamos el reclamo y la lucha de los vecinos, del que participamos a través de nuestros compañeros del Polo y el PO de la Villa 31. Reclamamos la inmediata asistencia a los reclamos edilicios, de agua y de luz; que se lleve adelante la urbanización integral bajo el control de delegados electos para hacer de la villa un barrio integrado al tejido urbano de la Ciudad.
Marcelo Ramal
A raíz del corte protagonizado por los vecinos de la Villa 31, estalló una particular pelea entre los gobiernos de Macri y de Kirchner. Polemizan sobre la propiedad de los terrenos donde está asentada la villa, que pertenecen al Estado nacional y que el gobierno macrista reclama para sí. Pero ninguno de los dos gobiernos quiere la urbanización integral de la villa.
Disputan la "jurisdicción" para llevar adelante una misma política: la erradicación y la entrega de sus tierras al capital financiero.
Un fallo judicial determinó que las construcciones en altura de la villa "no cumplen con el Código de Edificación", algo que, de hecho, no ocurre con ninguna de las construcciones villeras. El gobierno de Macri usa el fallo para iniciar demoliciones. Por lo pronto, implantó un verdadero ghetto en la villa, prohibiendo el ingreso y la circulación de materiales para construcción.
El gobierno nacional dice no tener responsabilidad sobre la 31, puesto que "sólo" es propietario de sus tierras. Pero se trata de una atribución suficiente para llevar adelante la transformación de la villa en un barrio. En cambio, una legisladora kirchnerista acaba de pronunciarse por "una urbanización para la villa que, por supuesto, no será para todos". Se trata del viejo proyecto de Ibarra, que contendrá, a lo sumo, al 10% de las familias actuales. No es una urbanización, sino una maniobra para dividir a la villa y transformar a una parte de los vecinos en arietes de un desalojo masivo. Pero profesionales y técnicos de la Facultad de Arquitectura han elaborado un proyecto que alberga, con espacios públicos y servicios, a todos los habitantes actuales de la 31 y de la 31 bis. No hay ninguna "inviabilidad" para la transformación de la villa en un barrio; sólo se trata de quebrar a los intereses del capital financiero.
Tres días después de los cortes en la autopista, el gobierno recibió a algunas organizaciones de la villa. El compromiso al que arribó con ellas es precario: pretende que los movimientos villeros colaboren en frenar nuevas radicaciones de vecinos. Es decir que los derechistas reiteran una política de división y cooptación. Pero no han ofrecido nada en materia de urbanización: sólo promesas difusas en materia de la provisión de algunos servicios.
Apoyamos el reclamo y la lucha de los vecinos, del que participamos a través de nuestros compañeros del Polo y el PO de la Villa 31. Reclamamos la inmediata asistencia a los reclamos edilicios, de agua y de luz; que se lleve adelante la urbanización integral bajo el control de delegados electos para hacer de la villa un barrio integrado al tejido urbano de la Ciudad.
Marcelo Ramal
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