El Riachuelo -río Matanza- se encuentra en su momento de máxima contaminación. Existe, por parte de la Justicia, una fuerte denuncia de que AySA descarga residuos peligrosos a la Cuenca Matanza-Riachuelo desde la planta de tratamiento de efluentes cloacales Sud-Oeste, en Aldo Bonzi, partido de La Matanza. Según los resultados de la investigación, las aguas tienen demasiada concentración de bacterias fecales. También se encontró en el análisis un alto contenido de metales pesados, cuya "exposición tiene efectos tóxicos sobre la vida acuática y en los humanos puede causar cáncer (cromo, níquel), enfermedades ulcerosas en la piel y necrosis (cromo, zinc), erupciones (mercurio), bronquitis crónica, sinusitis, alteraciones en los riñones (cobre), enfermedades neurológicas (mercurio) y plumbemia (plomo)".
Existen al menos 44 empresas ubicadas en la costa del Riachuelo-Matanza que violan todas las normas ambientales, arrojando sus desechos tóxicos al agua. La Justicia investiga a tres curtiembres, nuevamente habilitadas para operar, que siguen volcando desperdicios de cromo en una cantidad diez veces superior a lo permitido; sin embargo, fueron rehabilitadas mediante el pago de coimas a fiscales.
Mientras tanto, el Banco Mundial otorgó un crédito de 840 millones de dólares para realizar un saneamiento que todavía no ha comenzado. El Estado nacional y el de la Ciudad prometieron más de cien veces, en los últimos doscientos años, que limpiarían este río pero nunca lo hicieron.
A principios de agosto de 2009, Macri realizó un concurso de ideas para llevar adelante un emprendimiento inmobiliario de características monumentales. El proyecto que se llevó el primer premio plantea realizar un corredor turístico de Puerto Madero hasta Barracas, reconstruyendo 27 manzanas del histórico barrio de la Boca. La burguesía va a limpiar el Riachuelo cuando lleve adelante este negocio inmobiliario, y de paso expulsará a miles de trabajadores de sus viviendas. La Boca será una continuación de Puerto Madero; mientras tanto, millones de trabajadores sufren con su salud la contaminación y la podredumbre de este afluente que recorre todo el cordón sur de la Capital y el Suroeste del conurbano.
La salida a esta situación consiste en expropiar a las empresas que, en un plazo perentorio, por medio de la movilización, no realicen los procesos de reconversión industrial para tratar los desperdicios, a su propio costo. Asimismo, reclamar que se declare La Boca, Barracas, Pompeya y a toda la zona sur de la ciudad, como zona protegida donde sólo se puedan realizar viviendas populares.

LF

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