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LA O.3
En la Costanera nadie cumple con la ley
El Aeroparque Metropolitano debió mudarse en 2005 para que en su lugar se habilite un parque público. Lejos de ello, hoy la empresa AA 2000 amplía la aeroestación y cercena espacios verdes, con dinero del Estado.Osvaldo Guerrica Echevarría. Presidente de la Asociación Amigos del Lago de Palermo
Los terrenos hoy ocupados por el Aeroparque Jorge Newbery no siempre tuvieron ese destino; en un tiempo ni siquiera existían, eran agua. En 1923 se iniciaron las obras de relleno que dieron lugar a la Costanera Norte. Continuaron durante aproximadamente una década con la realización del terraplén sobre el que se construiría la Avenida Costanera Rafael Obligado, entre las actuales calles La Pampa y Salguero. Quedó configurada así una gran laguna entre el nuevo terraplén costanero y el existente, que correspondía al Ferrocarril Central Córdoba (después General Belgrano). Esa zona fue en 1942 la primera reserva ecológica de la Ciudad de Buenos Aires, bajo la dirección de Carlos Thays II, quien también mandó plantar las tipas que hoy se mutilan con fervor. En 1946 quedó inaugurado el Aeroparque Jorge Newbery sobre un sector de ese relleno, el denominado Bosque Autóctono (entre La Pampa y avenida Sarmiento), que junto con el sector denominado Bosque Alegre (entre Sarmiento y Salguero), conformaban el gigantesco Parque de La Raza. El otro sector del Bosque Autóctono estaba ocupada por una pileta de natación pública con edificios anexos.
En la década de 1960 las piletas se convirtieron en playa de estacionamiento, y a la avenida Sarmiento se la desplazó formando la extraña curva que se observa hoy. Así se logró alargar la pista sacrificando la mitad de la superficie del Bosque Alegre. Llegada la era de las privatizaciones, el decreto 163/98 firmado por el presidente Menem, adjudicando las licitaciones aeroportuarias, fijó la obligatoriedad de que, transcurridos siete años, la empresa adjudicataria, Aeropuertos Argentina 2000 (AA 2000) debía abandonar el predio y construir otro aeropuerto en el GBA o ampliar el existente (Ezeiza). Es así que en 2005 el Aeroparque debió mudarse; para ello, quedó previsto en el Código de Planeamiento Urbano aprobado en 2000 que, al desocuparse, el predio pasaría a ser parque público (UP).
Pero en marzo de 2004, la empresa AA 2000 presentó en el Salón Blanco de la Casa de Gobierno un proyecto de ampliación del Aeroparque para suplir su obsolecencia. El plan incluía, prolongar las cabeceras norte y sur para extender las zonas de seguridad, ampliar la distancia entre la pista y la calle de carreteo en base a nuevos rellenos costeros, y construir túneles vehiculares y la mano faltante de la AU Illia hacia la General Paz, desplazando las vías del ex Ferrocarril Belgrano. El Estado Nacional y el de la Ciudad correrían con los gastos mayores, incluyendo la absorción de la deuda de AA2000 (una empresa off shore con sede en Montevideo), que, en concepto de inversiones no realizadas y falta de pago de canon, ascendía a 800 millones de dólares.
Esta propuesta debió ser tratada en varios ámbitos y con todos los involucrados: con la población, principal afectada por el alto impacto ambiental negativo que tiene sobre el área más densamente poblada de la ciudad; en el Congreso Nacional, porque las tierras del Aeroparque y las destinadas a ampliar su cabecera norte son del Estado Nacional; en la Legislatura porteña, porque implicaba la reconfiguració n de un área importante de la Ciudad. De hecho, la Plaza Bosque Alegre, destinada a ampliar la cabecera sur, debía ser (y lo fue) destruida.
Lejos de suceder algo de lo que hubiera correspondido, el 23 de agosto de 2004 el Gobierno Nacional y el Gobierno de la Ciudad firmaron un Convenio "a efectos de mantener el emplazamiento actual del Aeroparque Jorge Newbery". Además, la Ciudad se comprometió a desarrollar las obras de adaptación urbana al proyecto de ampliación e incumplió la obligatoria Evaluación de Impacto Ambiental.En agosto de 2005, el GCBA cumplió con el rito de celebrar una inocua Audiencia Pública para tratar el tema: un impasible Roberto Feletti, responsable de las obras por la Ciudad, escuchó durante varias horas a más de cien representantes de diversas organizaciones (entre ellos el que suscribe), oponerse al proyecto por diversas razones. Paralelamente, también se escucharon algunas voces contrarias a la iniciativa en marcha: algunas ONGs (ver Clarín ARQ del 19/4/04), algunos diputados de la Ciudad y el Consejo de Planeamiento Estratégico. Para los partidos políticos mayoritarios, el tema pasaba -y sigue pasando- desapercibido. Lo cierto es que AA2000 está realizando su proyecto con ayuda de los gobiernos Nacional y de la Ciudad. Logró que ambos se hagan cargo de los gastos y la condonación de su deuda y evitó invertir en otro aeropuerto. ¿Quién paga los platos rotos?
Osvaldfo Guerrica Echevarría, integrante de Tribuna Ambiental para Clarín Arquitectura - 13 de enero de 2009


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